Cuando un concierto pasa de ser una sucesión de piezas interpretadas por unos músicos para convertirse en un estremecedor poema sinfónico en torno a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, toma pleno sentido vivir también la Semana Santa a través de la música. Y de ese modo lo vivieron los numerosos espectadores que llenaron la Casa de Cultura el pasado Domingo de Ramos para asistir a La Pasión de Cristo, el poema sinfónico ofrecido por la Asociación Musical Maestro Emilio Cano. Un gran concierto que, sin embargo, nos evocó aquel otro celebrado por esta misma agrupación en la Parroquia de Santiago el Mayor, haciéndonos añorar la extraordinaria acústica y el imponente espacio escénico del templo.
Con la colaboración especial del párroco de Membrilla, Raúl López de Toro, autor de los comentarios que sirvieron de introducción a las piezas musicales, la asociación planteó una selección de las marchas procesionales que les son más cercanas, combinándolas con dos obras descriptivas de especial belleza y, por añadido, de mayor dificultad: La última noche y La Pasión de Cristo.
En La última noche, de Víctor Manuel Ferrer, la asociación contó con la colaboración especial de la joven Ana Mª Gómez, de 2º de ESO, con el violoncello, un instrumento que dotó a la banda de una sonoridad distinta en esta impresionante pieza en la que las melodías de los oboes emocionaron al público, junto con los contracantos de las trompas y de los saxos tenores que estuvieron sobresalientes en todo el concierto.
La Pasión de Cristo es una obra de Ferrer Ferrán de extrema dificultad, con continuos cambios de compás, cambios bruscos de intensidad, solos de trompeta, corno inglés, flauta, flauta en sol, flautín y numerosos efectos como cluster, glissandos, látigo, clavos... Un complejo universo musical que volvió a emocionar al público, acompañado por la narración de Miguel Ángel Bellón, Presidente de la Junta de Hermandades, y del montaje de imágenes realizado por Félix Arias, presidente de la propia asociación.
El repertorio de marchas procesionales fue interpretado también con una sensibilidad extrema, comenzando con Hosanna in excelsis, obra de Óscar Navarro, joven y prometedor compositor español, fichado en EEUU como compositor de bandas sonoras de películas y autor, entre otras, de piezas ya interpretadas con éxito por esta agrupación, como Libertadores.
Siguieron marchas emblemáticas de la Semana Santa como La Madrugá, de Abel Moreno, en la que destacó el solo contrapuntístico entre el clarinete de Félix y el saxo alto de Victoria Estefanía y la explosión final de las trompetas. También Crucifixus, bella marcha procesional de José Alberto Pina que la banda estrenaba en su repertorio y que los vecinos de Membrilla podrán volver a escuchar en la madrugada del Viernes Santo.
Durante el concierto, la Asociación Musical Maestro Emilio Cano fue protagonista del estreno absoluto de San León, marcha procesional de José Antonio Sánchez-Ballesteros, Profesor de trompa en el conservatorio de Música de Ciudad Real, compositor y estudiante de Dirección de orquesta en Madrid; una obra bella y curiosa que combina melodías de Canto Gregoriano con otras de Chopin o incluso con la popular Adios Mariquita linda. Para su estreno, Gustavo Ramírez, director titular de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano, cedió la batuta al propio autor.
El final del concierto estuvo marcado por tres hermosísimas composiciones dedicadas a María, una de las grandes protagonistas de la Semana de Pasión. Dolorosa, compuesta por el ya amigo de la asociación Gervasio Gómez, y que acompaña a la Santísima Virgen de los Dolores de Úbeda; Mi amargura, del joven compositor granadino Víctor Manuel Ferrer, una de las grandes sensaciones de los desfiles procesionales andaluces, dedicada a María Santísima de la Amargura de la hermandad del Huerto de los Olivos del Realejo en Granada. Marcha de palio lenta y dulce, sobrecogió al público asistente, destacando por otro lado el solo de saxo alto interpretado por Marta Maroto (2º ESO) que se estrenaba como solista. Y Tu dulce mirada, obra de Juan José Puntas, dedicada a la Esperanza de Triana; pieza que se ha convertido en una de las favoritas de la agrupación.
El concierto se completó con el rezo musical del Ave María de Schubert en la exquisita voz de Ana Mª Gómez, que colaboró de nuevo con la agrupación, esta vez en su faceta como cantante.
El bis Pasa la Soledad cerró el poema sinfónico de la noche, destacando en ella la saeta contrapuntística entre la trompeta de Jesús Manuel y el trombón de Miguel; pieza emblemática de nuestra Semana Santa que los vecinos de Membrilla podrán escuchar por las calles durante la madrugada del Viernes Santo, en la que la agrupación musical acompañará el paso de la Virgen de la Soledad.