Así presentaban en la prensa del año 1935 los propios autores, Marco Davó y José Alfayate, su segunda obra teatral: Los Gatos. Era su original manera de publicitar la obra un día antes de su estreno en el teatro Cómico de Madrid, ciudad de gatos. Y nos remontamos tantos años atrás quizá por la percepción inicial de que Los Gatos es una obra algo "antigua", de los tiempos de la República; percepción nacida de nuestro casi total desconocimiento tanto de la figura de los autores como de esta comedia que el Grupo Cultural, de la mano de su director Juanjo Rodríguez, ha tenido a bien rescatarnos, en su línea de abrirnos un curioso abanico cultural que durante los últimos años ha recorrido el teatro español menos conocido.
Y es que setenta y ocho años son nada... Nos vale el mismo lenguaje de 1935 para presentar la obra que El Grupo El galán de la Membrilla nos propuso sobre el escenario de la Casa de Cultura el pasado fin de semana: La comedia, hermosa; bien presentada sobre las tablas con la sencilla elegancia de este grupo. El asunto, shakesperiano; amores y celos, con tipos graciosos y personajes sensatos. Gracia, para revolcarse; no faltó ni en la pareja de ancianos ni el reparto coral que les acompañaba. Tierna para verter llanto; como en la escena de los dos ancianos en el sofá al acabar el segundo acto. Y muchos nervios y mucho miedo y mucha esperanza antes de abrirse el telón. Los actores, para parar un carro...
Un carro (el de la obra) tirado, curiosamente, por dos gatos: Manoli Jiménez y José Jiménez. "Ellos son los gatos", -decía la crítica de la época tras el estreno de la obra el 3 de octubre (el lenguaje es tan actual que también nos vale para hablar de la representación del siglo XXI)-, "Una pareja conyugal cargada de años. El es un vejete alegre y castizo, que a pesar de sus achaques en cuanto ve unas faldas le carbura la sangre y en sus ojillos rebrinca el gozo. Ella, avispada, graciosa, muy a la llana para decir verdades, es su contraste. Siempre al paño, atenta a cuanto le rodea, su presencia es oportunísima para remediar lo que parece irremediable y poner orden en cuanto es menester, singularmente en lo que se relaciona con la infelicidad de su nieta, resignada victima de los devaneos de un marido cuyo manifiesto desamor origina entre los esposos frecuentes querellas." Un marido acostumbrado a una gran libertad que, no obstante, llega a cuestionar en la obra hasta el que su mujer viaje sin su consentimiento.
Los gatos cautivaron al público de Membrilla por su cercanía y su autenticidad. También nos lo contaban hace 78 años: "autenticidad que no sólo está en la traza del asunto, en los tipos, sino en los modos del lenguaje que se produce en el dialogo como corresponde a la sencilla y natural expresión de los autóctonos personajes."
Era fácil buscar también en esta comedia asainetada "los tres pies al gato": acompañando a la pareja de ancianos protagonistas, un tercer personaje "autóctono", cómicamente construido, que arrancaba la carcajada del público con sólo aparecer en escena: el hilarante cuñado interpretado por Mateo Núñez.
Completaban el plantel de personajes que pasearon sus risas y sus lamentos por San Sebastián Beatriz Moraleda, María Peláez, Trinidad Simón, Juani Díaz, Ana Isabel Jiménez, Pedro Villahermosa, Pedro Ballesteros, Andrés Serrano, Ana Donate y Vicente Ballesteros.
La crítica de la época aplaudió el estreno de Los gatos de Marco y Alfayate, "meritísimos actores muy expertos en el arte de representar comedias, que intentaron probar también su afición a escribirlas y de este empeño salieron victoriosos". Y concluyen: En Los gatos, "al final todo acaba del gusto del público y señor, que ha visto una divertida comedia, con mucho teatro dentro, conducida hábilmente y abundante en cómicos incidentes y en peripecias sentimentales." Como si lo hubiésemos escrito ayer.
Sí; el lenguaje será el mismo, pero eran otros tiempos, otro contexto, otra sociedad, nos dirán.
Por curiosidad, y ya puestos, seguimos hojeando el periódico más allá de las páginas de Teatros. Era el mundo de 1935: Un país europeo, Italia, invadía un país africano, Etiopía, ante la mirada tímida de la Sociedad de Naciones; Estados Unidos prometía solo entrar en conflictos si fuese necesario para la paz mundial, divisiones en el Partido Laborista inglés y polémicas noticias relacionadas con la Santa Sede: "El Vaticano desmiente que construya abrigos contra bombardeos". En España colea la rebelión separatista catalana del 6 de octubre, hay reportajes de obreros en paro esperando la comida y los hogares que les facilita la beneficencia, los principales banqueros se reúnen con el Gobierno, un numeroso grupo de maestros se reúne para formar un nuevo sindicato; el Gobierno estudia una reforma electoral, una nueva Ley Municipal y habla de una nueva Ley de Coordinación Sanitaria que parece un gran triunfo; hay un gran paro obrero en la provincia de Ciudad Real y los anuncios venden productos contra el estreñimiento.
Tienen razón: efectivamente, eran otros tiempos...
F.M.