Don Pedro Roncero, alumno aventajado y profesor auxiliar de la Escuela de Artes y Oficios que la CNT puso en marcha en nuestra localidad, visitó este domingo la exposición de obras de cuatro de los antiguos alumnos de esta Escuela entre los que se encontraba el propio Don Pedro junto a Manuel Villalta, Joaquín Sánchez y Pedro Morales. La muestra, organizada por el Ayuntamiento de Membrilla, es una recopilación de medio centenar de obras de estos autores locales entre las que se encuentran algunos de sus trabajos de dibujo artístico y lineal realizados en la Escuela y también otros trabajos realizados a lo largo de su vida, fuera ya de la Escuela de Artes.
Don Pedro Roncero Menchén pudo rememorar durante el recorrido por las obras a sus antiguos compañeros de clase, a sus viejos profesores Primitivo Cano y Marcelo Rodríguez Sierra, las instalaciones y materiales de la Escuela y numerosas anécdotas propias de aquellos chiquillos revoltosos que, no obstante, supieron aprovechar la dura experiencia de la Guerra Civil para desarrollar un excepcional dominio del dibujo lineal y artístico.
Sólo cuatro obras de la trayectoria de Don Pedro en la Escuela de Artes y Oficios se han expuesto en la muestra: las dos señoritas de las clases con Marcelo Rodríguez y los impecables trazados lineales de la locomotora y del circo francés bajo la dirección de Primitivo Cano. Suficientes para demostrar los méritos artísticos de este Hijo Predilecto de Membrilla que, junto con sus compañeros, nos han cedido un trozo de nuestro pasado cultural más brillante, salvando las circunstancias y las lamentables excepciones, y menos conocido.
La Escuela de Artes y Oficios fue fundada por la C.N.T., que tomó las riendas del poder en nuestra localidad en julio de 1936, en el seno de la Colectividad Paz y Justicia. Estuvo bajo la firme dirección de Marcelo Rodríguez Sierra, encargado de impartir clases de dibujo artístico, y con el apoyo de Primitivo Cano, profesor de dibujo lineal. Comenzó a funcionar en otoño de 1936 en la sede oficial de la C.N.T. ubicada en la llamada Casa de Baíllo y a ella acudieron 40 ó 50 alumnos de ambos sexos y de todas las ideologías, aunque las chicas sólo asistían a dibujo artístico. La enseñanza era libre y de una calidad sobresaliente, lo que la convirtió en uno de los ejercicios culturales y democráticos más interesantes y menos reconocidos de nuestra localidad.