El pasado fin de semana se celebraba en nuestra localidad el anual encuentro de bandas que en esta convocatoria 2011 ha retomado la costumbre de reunir a las dos agrupaciones locales a las que se suma una tercera banda de música invitada. Una costumbre que posibilita un mayor lucimiento del encuentro al ofrecer al vecino la posibilidad de disfrutar de tres agrupaciones diferentes tanto en los pasacalles como en el concierto posterior, pero que conlleva la desventaja de alargar demasiado los tiempos, sobre todo a la hora de organizar los cambios en el escenario.
Las calles de la localidad se vistieron de fiesta y cultura pasadas las nueve de la tarde con el desfile de las tres bandas de música, que tras confluir en la Plaza del Azafranal se desplazaron en alegre pasacalles por los paseos del Espino hasta el pabellón multiusos, cuya acústica sigue siendo poco adecuada para el desarrollo de eventos de estas características ya que el constante ruido del aire acondicionado impidió apreciar los matices más suaves de las obras.
Abrió el concierto la banda visitante, la Banda de Música Santa Cecilia (Asociación Cultural el Arpa) de Bolaños que ofreció a los vecinos de Membrilla un repertorio compuesto por piezas muy actuales, con reminiscencias pop, tanto en la composición Free World Fantasy, el sueño de un mundo sin guerras de Jacob de Haan, como en las obras Abba Gold o Moment for Morricone adaptada por Antonio Torres, muy conocidas ya por el público local. Abrió su intervención con un pasodoble, Las Provincias, de V. y A. Perol.
En segundo lugar actuó la Banda de Música Virgen del Espino que tras el preceptivo pasodoble al torero Domingo Ortega, de Ledesma y Oropesa, interpretó una selección de temas marcados, al igual que en el caso de la banda visitante, por los ritmos pop y las melodías propias de las bandas sonoras del cine: Dances with wolves, de John Barry, un homenaje al rey Clapton en The cream of Clapton con arreglos de Sebregts, y un guiño popular a la movida madrileña con A quién le importa, de Alaska y Dinarama en la que pidieron la colaboración del público, todo ello bajo la dirección del joven Jesús Herrera.
Cerró la velada la Agrupación Musical Maestro Emilio Cano que volvió a sorprender con la interpretación de Vasa, una compleja composición de José Suñer para banda sinfónica en homenaje al navío de guerra sueco que naufragó en su viaje inaugural. Los ritmos marciales y elegantes de la corte austriaca marcaron el desarrollo de Elisabeth, el musical de Kunze y Levay en torno a la figura de la emperatriz Sissi. Tras el pasodoble Regina Enguídanos, del joven compositor valenciano Francisco Bort, los músicos de la Agrupación Maestro Emilio Cano tuvieron que enfrentarse al duro reto de “acabar” con El vuelo del Moscardón, pieza maestra de la ópera La leyenda del zar Saltán, de Rimsky Korsakov, interpretada magistralmente en el papel de solista por el director de la banda: Gustavo Ramírez.