“Perdone. Pero se ha quedado todo: prensa, poetas, amigos, tan silenciosos ante mi libro tan alabado por usted la tarde aquella murciana, que he maldecido las putas horas y malas en que di a leer un verso a nadie. Usted sabe bien que en ese libro mío hay cosas que se superan difícilmente y que es un libro de formas resucitadas, renovadas, que es un primer libro y encierra en sus entrañas más personalidad, más valentía, más cojones que todos los de casi todos los poetas consagrados, a los que si se les quitara la firma se les confundiría la voz.”
Así le escribe Miguel Hernández, el 10 de abril de 1933 a Federico García Lorca, su paño de lágrimas, tras la fuerte decepción que sufrió Miguel ante la indiferencia con que su libro “Perito en lunas” fue acogido por el público. Las reseñas no abundaron, y ni siquiera fueron excesivamente elogiosas.
Su primer libro no alivió casi ninguna a de las dificultades en las que se debatía su autor.
Lorca le contesta, aunque se limita a salir del paso con unos meros cumplidos: “No se merece “Perito en lunas” ese silencio estúpido, no. Merece la atención y el estímulo y el amor de los buenos. Eso lo tienes y lo tendrás, porque tienes la sangre de poeta…” Según diversos testimonios, Federico, no aceptaba demasiado el estilo rustico de Miguel.
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En la literatura (como en muchas otras cosas) sucede que no basta con escribir bien, sino también que lo que uno escribe tiene que agradar al público. Muchos se mueren de hambre esperando dar en el clavo, y nada nos garantiza que lo que escribamos nos de gloria o algo de dinero. Y así se pasa uno la vida escribiendo y escribiendo, si es lo que le gusta y le hace feliz. Y cuando la carne ya no grita ni se queja y nos meten en una cajita de madera, allí, justo allí se dan cuenta que: ¡Anda, pero si fue escritor, miren que bien escribía! (Ese creo que es el principal defecto de nosotros los humanos), incluso muchos escritores mueren y nadie los conoce, quizás porque a aquellos escritores no les alcanzo el dinero para publicar todos sus libros o no les alcanzo el dinero para comprar un pedacito de fama.
Mientras tanto, y por si nuestras letras no trascienden en el tiempo, el sábado día 6 de noviembre, a las 21:30 horas, estaremos en nuestra Casa de Cultura de Membrilla, donde rendiremos homenaje a Miguel Hernández, agradeciéndole, así, con la declamación de algunos de sus poemas, y otros compuestos expresamente para él, el habernos dejado un legado tan valioso.
Contaremos con la inestimable presencia de Inma de la Vega con su maravillosa voz y con las prodigiosas manos de nuestro paisano José Tomás a la guitarra y junto con todos los que quieran asistir, ofreceremos al genial escritor el pedacito de gloria que no le brindaron en su momento.