Cuando llegan estas fechas siempre nos acordamos de San Isidro y su esposa Santa María de la Cabeza. Pero apenas se habla de su hijo Illán, aquel al que con sus rezos salvaron de morir ahogado en el pozo, haciendo subir el agua hasta rebosar.
La verdad es que se sabe muy poco de este Santo. En 1968, don Tomás Ibáñez, párroco de la Villa de Cebolla (Toledo) informaba en una carta a don Gaspar de los Reyes y Mesa: “No hay papel ni escritura que hable de San Illán en la tierra”.
Las informaciones que se tienen son versiones que han ido pasando de padres a hijos. Comentan que nació en Torrelaguna donde su padre trabajaba como labrador y su madre como sacristana o “santera” en una ermita donde se veneraba a Nuestra Señora de la Piedad. Al nacer sus padres se trasladaron a Madrid, donde se produjo el famoso milagro del pozo. Dicen también que cuando ya San Illán era mayor de edad sus padres decidieron separarse para vivir una vida más santa. La madre regresó a Torrelaguna donde comenzó a hacer milagros mientras cuidaba el fuego sagrado de la lámpara de la virgen. Mientras San Isidro continuó en Madrid con su hijo. Cuando murió su padre, Illán se desplazó a las aldeas de Villalba de Bolobras, la Aldehuela y a Illán de Vacas donde sirvió al mismo patrón que su padre, instalándose posteriormente de ermitaño en la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, vistiendo el hábito de San Antonio que era el que entonces usaban los cristianos. Al morir le enterraron con ese hábito, un libro en la mano izquierda y en la derecha un bieldo. Como narra don José María Grande a don Miguel Grasa y Aguilar en manuscrito de 25 de octubre de 1876: “… habiéndole erigido, los que entonces vivían, el altar colateral del lado de la Epístola en donde colocaron su imagen, con Hábito de San Antonio, barba larga, un librito en la mano izquierda y el bieldo en la derecha”.
Entres sus milagros hay que destacar curar el “mal de rabias”, el haber salvado a unos niños de morir ahogados en el río Tajo. O el de la aparición de Nuestra Señora a San Illán diciéndole donde debía pinchar en la tierra con su bastón para encontrar agua. De ahí nació la fuente que hoy se venera y de la que bebe todo aquel que pasa por la ermita. Como narra J. Porres de Mateo en su “Relaciones del Cardenal Lorenzana”. IPIET. Diputación provincial de Toledo 1986: “El agua es muy abundante en esta villa y su jurisdiccion, por ser terreno muy arenoso… tambien la (fuente) que hay en la ermita de San Illan, la que dan por mucha devocion y fee a los enfermos, es muy delgada, se llama la Fuente del Santo, porque estando arando dio con la rejada en una piedra y salio agua para que veviese su amor, que se dice consta por escrito con otros milagros”. Podemos ver una relación con el milagro realizado por su padre, en Madrid. A la ermita y a la fuente acudían los fieles desde la Mancha, Extremadura y Andalucía con la esperanza de ser sanados.
La ermita de San Illán está situada a unos 3 km de Cebolla, data del siglo XVI y consta de una sola nave de ladrillo, dentro se venera la imagen de la Virgen de la Antigua, patrona de Cebolla y los restos del Santo. Cuenta la leyenda que fue un toro rabioso el que descubrió el sepulcro del Santo.
Su festividad se celebra el 16 de mayo. Se le tiene por santo abogado contra la rabia, como lo atestigua la inscripción de un grabado conservado en el Archivo Parroquial de Cebolla: “Verdadero retrato de Nuestra Señora de la Antigua y del Bendito San Illán abogado de la rabia se veneran en su ermita, termino de la villa de Cebolla, a devoción de Agustín Bello y Orellana. Año de 1756.”